Ostrom, Gestión Hídrica y las Organizaciones de Usuarios de Agua

Con las lluvias del presente año, nos olvidamos por momentos que seguimos con escasez hídrica y que no hemos dejado de ocupar el puesto número 18 del listado de las naciones calificadas con "estrés hídrico" según la World Resources Institute del Pacto Mundial de las Naciones Unidas. Si esta situación ya nos limita en proyectar un desarrollo regional basado en la agricultura, la creciente demanda de alimentos es por otro lado una gigantesca oportunidad que lleva a aumentar la producción agroalimentaria regional, y que sin lugar a duda incrementa la vulnerabilidad hídrica que enfrentan algunos sectores de la sociedad, entre ellos el mundo rural.

Sin embargo, pocas veces nos detenemos a mirar cómo es posible que a pesar de la compleja situación hídrica que enfrentan, esta ha sido soportada de manera silenciosa por diversas organizaciones que interactúan con el medio ambiente y que han vivido por muchos años autogestionando sus recursos. Así mismo, no es desconocido que la escasez del agua ha provocado graves problemas en diversas localidades; y no solo por la actividad agrícola del sector, sino también por la competencia del recurso hídrico con otros sectores, incluyendo el de su propio consumo a través del agua potable.

Si el problema de la escasez es multifactorial, la Fundación Chile, a través del estudio "Transición Hídrica: El futuro del agua en Chile" en 2019 ya revelaba que los principales problemas vinculados al recurso hídrico se debían entre muchos a una importante brecha en la gestión del agua y a su gobernanza como primera causa. Ahora bien, como este no es un problema fácil de abordar, los esfuerzos que se realizan desde la institucionalidad pública han llevado a múltiples soluciones que buscan cambiar y robustecer la gobernanza actual, sin embargo, no podemos desconocer una característica fundamental en nuestro sistema de gestión hídrica, y que radica en que son los propios usuarios del agua quienes cumplen un rol clave en la gestión y distribución del recurso, para lo cual se agrupan en Organizaciones de Usuarios de Agua (OUA), ya sea en Asociaciones de Canalistas, Comunidades de Agua, o la más importante de ellas, la Junta de Vigilancia, que debiera agrupar a todos los usuarios de una misma cuenca.

Entonces, si tenemos evidencia de su aporte a la gestión, porque no fortalecer estas organizaciones locales que según influyentes investigadores a nivel mundial como la Dra. Elinor Ostrom, Premio Nobel de Economía en 2009, daban crédito de ser una solución plausible del buen uso de los bienes comunes, donde lo importante es autogestionar estos bienes de manera responsable y con mecanismos de autogobierno, que conlleven a un mayor grado de capital social a través de la acción colectiva, propiciando con eficiencia la sostenibilidad del recurso.

Teniendo clara la importancia del rol público de estas Organizaciones, debemos entonces poner nuestros esfuerzos en apoyar esta institucionalidad local y territorial proporcionando desde nuestras Universidades Regionales el fortalecimiento que las Organizaciones de Usuarios de Agua requieren para una mejor gestión, ya sea con herramientas técnicas y formativas que nuestras Instituciones pueden entregar bajo un enfoque basado en el territorio y centrado el beneficio local.


Robinson Sáez Lazo
Director
Centro Regional de Estudios Ambientales
Universidad Católica de la Santísima Concepción

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